Livin' La Vida Aurea

06 julio 2016

Kioto: Senko-ji, Arashiyama y Iwatamaya


Kioto a finales de Marzo



Hola!

He regresado a contarles más acerca de Kioto. Yo me enamoré demasiado de este lugar, me dio la vibra como de Pueblo Mágico en México, con mucho folklore y tradición. 

El segundo día en Kioto nos despertamos muy temprano, nos esperaba un día muy largo ya que queríamos visitar Arashiyama y Fushimi-Inari Taisha. 

Arashiyama 嵐山, La Montaña de la Tormenta, es muy famoso por el Bosque de Bambú, que es una de las destinaciones más visitadas en Japón. Este lugar se encuentra localizado a las faldas oestes de Kyoto. 


Arashiyama


Nosotros llegamos a Arashiyama con el solo propósito de ir al Bosque de Bambú. Decidimos guiarnos por Google Maps, ya que llegamos tan temprano que todavía ni turistas había por ahí. Caminamos por media hora en la cual ya debíamos de haber llegado al Bosque pero no veíamos bambúes por ningún lado. 


Por fin llegamos a estas escaleras, pensando que tal vez al final encontraríamos el Bosque. Subimos 200 escalones para encontrar...



Un monasterio Budista, Senko-ji. Un poco decepcionados nos recargamos en contra de una barda, mientras mirábamos el monasterio. Se veía muy austero y ni siquiera parecía tener acceso al público. Hasta que un monje muy joven hizo su aparición y con un "Irasshaimase" nos dio la bienvenida. 


Tienen unos panfletos por los cuales piden una donación de 500 yen. Por lo general los monjes Budistas viven de donaciones del buen samaritano. Si no quieren hacer la donación por codos no tienen que hacerla. Pero háganla, qué les cuesta? 500 yen...



Nos dejaron entrar a su cuarto general, en donde estudian y comen. Ahí hay una réplica de una pagoda. El monje, que exuberaba una energía muy tranquila y positiva nos ofreció una taza de té verde y nos señalo hacía la vista desde el balcón. 




Esta foto quedó bastante borrosa, pero si se fijan bien, a lo lejos podrán ver la pagoda de To-ji. 



Estando ahí arriba podíamos escuchar la tranquilidad y el silencio, algo nada común en la locura que es Tokio. Salimos de ahí en mucha armonía y hasta como que con más energía.


Yo me sentía como este Buda bebé. 




Regresamos al camino original para ahora sí ir al Bosque del Bambú, pero esta vez nos encontramos con un santuario Shinto. Es posible reconocer los santuarios Shintos de los templos  Budistas por el torii, la entrada que ven esta fotografía, que representa la transición de lo pagano a lo sagrado. 

Pasando el santuario, vi un anuncio que decía " El Bosque de lo Monos de Arashiyama". Se me dilataron las pupilas e hice lo mejor que pude para convencerlos que entráramos a ver a los monos. Compramos los boletos y nos dicen que tenemos que subir por la montaña, otra vez, por 20 minutos, otra vez. Pero pues bueno, ahí vamos. 


Las reglas que hay que seguir son:
- No ver a lo monos directo a los ojos
- No tocar a los monos
- No darles de comer afuera
- No tomar fotografías en el camino 
-Tomarle fotos a los monos por lo menos a 3 metros de distancia


Pues yo como que no entendí la penúltima regla. 


El primer avistamiento



 Por fin llegamos al parque central y hasta la vista nos sorprendió 


Los monos en realidad son macacos japoneses, también conocidos como macacos de cara roja, por obvias razones. Estos macacos son los primates que más al norte del hemisferio viven, a excepción, claro esta, de nosotros, los seres humanos. Estos macacos se encuentran esparcidos por todo el archipiélago de Japón, excepto por la isla de Hokkaido, el punto más norteño del país. 




La vista a mí me pareció super espectacular. Además de que el día estaba super soleado y los cielos muy claros. 



 Me tomé mi foto incómoda con la vista y uno de los macacos




 Una pareja haciéndose "piojito"





Pueden entrar a una jaula, desde dónde le pueden de dar de comer a los macacos manzanas y cacahuates que pueden comprar ahí mismo. 









Estos macacos son adorables! Me encanto como estiran su manita para que les des de comer. 





Al final la caminata y el boleto de entrada me parecieron poco precio a pagar por la experiencia. Entre la vista y los macacos fue una visita inolvidable. 


Otra vista de Arashiyama



 Cuando ya salimos del santuario de los macacos apenas eran las 12 del día! Madrugamos muchísimo ese día. Ya estábamos bastante cansados pero todavía nos faltaba muchísimo más que recorrer.


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1 comentario:

Judith dijo...

¡Como de película!